
A todos nos gustaría tener una piel limpia y sana, porque tenerla es signo de juventud y salud. Por eso es tan importante cuidarla todos los días y saber que las rutinas de cuidado facial son imprescindibles. Por eso, te vamos a contar cómo tener una piel limpia y sana.
Es necesario ser constante en su cuidado y si es necesario hacer pequeños cambios en tus rutinas diarias para que la tengas mejor. No solo sirve lavarla por las mañanas, es importante seguir ciertos consejos para tener mejores resultados.
No importa la época del año, es necesario tener un cutis cuidado siempre para que puedas mantener una piel radiante siempre… sin importar tanto los factores externos dañinos que puedan perjudicarte, como los cambios climáticos, la contaminación, el cloro de las piscinas, etc.
De cualquier modo, ha llegado el momento de que te examines la dermis y veas cuál es el estado actual, así podrás tomar las medidas correctas para mantenerla mejor cuidado.
Recuerda que la piel es el órgano más grande del cuerpo humano y te protege del exterior, te permite tener tacto y regular tu temperatura corporal.
Es por eso, que merece la pena que leas este artículo detenidamente para que, en el caso de que no sigas algunos de los consejos que te damos, lo hagas a partir de ahora.
No limpies en exceso
Cuando se limpia la piel en exceso puede tener un efecto contrario a lo que realmente quieres conseguir.
De hecho, limpiar el rostro en exceso provocará que te quites la protección natural dérmica y que por tanto, tengas más probabilidad de padecer dermatitis, sequedad en la piel u otros problemas, como infecciones en la piel.
Tener una rutina está muy bien y debes seguirla de manera estricta, pero sin pasarte. Lo ideal es cuidar tu rostro mañana y noche con los productos adecuados. Siempre mira bien los productos que te compras.
Es necesario que tengan una fórmula con ingredientes naturales y que no contengan químicos para que realmente sea un producto que esté respetando tu piel desde el primer momento. En una rutina de cuidado facial no puede faltar:
- Desmaquillado (noche)
- Limpieza facial (con agua micelar, leche o aceite limpiador)
- Mascarilla facial (una vez por semana)
- Exfoliación facial (una vez por semana)
- Tónico facial
- Contorno de ojos
- Sérum
- Crema hidratante
- Protector solar (durante el día)
El desmaquillado
Como has visto en el punto anterior, el desmaquillado es fundamental en el cuidado del rostro, y debes hacerlo todas las noches, antes de ir a dormir. De hecho, es el primer paso para la limpieza y cuidado facial.
De esta manera podrás eliminar todas las impurezas que tengas en el rostro, no solo de maquillaje, si no también de la contaminación ambiental, por ejemplo.
Es necesario que sepas encontrar un desmaquillante que sea respetuoso con tu dermis y con la delicadeza de tus ojos. Busca uno que contenga ingredientes que te aporten y que no te resten salud dérmica.
Esto es fundamental porque si escoges un desmaquillante agresivo podrías sufrir sequedad en la piel o molestias e incluso infecciones en los ojos a causa de los químicos que podría llevar la fórmula.
Además, es muy importante que ganes a la pereza y te desmaquilles todas las noches si te has maquillado durante el día. De no hacerlo, tendrías horribles consecuencias para tu salud dérmica.
Por ejemplo, podrías sufrir taponamiento de poros (granos, espinillas, infecciones dérmicas), sequedad en la piel, manchas, irritaciones… Es mejor ser constante y también consciente de que el desmaquillado no es una opción, es una obligación para el cuidado facial.
Las manos mejor lejos de la cara
Estamos acostumbrados a tocarnos la cara con las manos, pero las manos se llenan de suciedad rápidamente y si te tocas el rostro con ellas, estás llevando toda esa suciedad a tu cara. Puedes transmitir no solo suciedad, si no también gérmenes y bacterias.
Además de tener las manos bien limpias todo el tiempo, es buena opción tenerlas alejadas de la cara. Lo mismo ocurre si te salen granos o espinillas, ¡no los toques! Resiste la tentación de explotarlos porque podrías causarte irritación e infecciones poco deseadas.
Evita cualquier producto que contenga alcohol en tu dermis
El alcohol es un secante potente pero también te irrita y puede causarte daño dérmico. Si tienes productos de cuidado para la piel y en la fórmula lees que tiene alcohol, entonces es mejor que lo dejes de lado para que no te reseque la piel.
Incluso si abusas de este tipo de productos, podrías darte cuenta que de repente tienes la dermis escamosa o con grietas. Las arrugas prematuras aparecerán por la agresividad del producto.
Por eso, siempre es mejor que optes por cosméticos sin alcohol porque serán mucho más respetuosos con tu cuidado dérmico desde las primeras aplicaciones.
Observa y vigila tu dermis
Aunque esto parece una obviedad, en realidad se nos olvida continuamente. Es importante que observes tu piel y sepas qué necesidades tiene. Para ello, tendrás que familiarizarte con ella y entender cuando tiene cambios que no deberían ocurrir.
Para ello, vigila si te salen lunares (si cambia de forma o sangra, tendrás que ir a tu médico para que valore qué tipo de lunar es). Lo mismo ocurre con las manchas o con cualquier aspecto extraño que puedas ver en tu piel.
Del mismo modo, así podrás ver si hay cambios de textura, arrugas, hoyuelos o bultos que no deberían aparecer. Busca siempre productos que te ayuden a combatir las arrugas o las manchas, por ejemplo.
Pero en cuanto veas algo raro, no esperes, ve al médico para que examine el estado de salud de tu piel. En ocasiones se necesitan tratamientos específicos.
Usa siempre protección solar
Más arriba, te hemos explicado los pasos en una rutina de cuidado facial, y si te fijas, el último paso durante el día es aplicar protector solar. El protector solar debe ser facial siempre, pero también para la piel del resto del cuerpo.
Cualquier parte del cuerpo que esté expuesta al sol deberá estar protegida con un protector solar que proporcione un cuidado especial. El cáncer de piel es una enfermedad peligrosa y ocurre sobre todo, por estar expuestos al sol de manera prolongada y sin protección.
Por eso, las mejores maneras para prevenirlo es moderar la exposición y protegerte. Además de protegerte con piezas de ropa ligeras y eficaces para esto, tienes que usar un protector solar y renovar la aplicación cada dos horas que pases al sol.
Mínimo tiene que tener un SPF de 30 a 50, porque de menos no te hará mucho. Si sudas o sales del baño también deberás aplicar de nuevo la protección solar aunque no hayan pasado las dos horas.
Recuerda que si tomas demasiado el sol puede empeorar algunas condiciones molestas que ya tienes en tu piel como los eccemas, la dermatitis, las manchas, etc. Además, que la piel se enrojece, se inflama y duele si te expones al sol sin protección.
El protector solar es un producto que deberías aplicarte siempre, seas hombre o mujer y sin importar la edad que tengas.
Lee más: Cómo desmaquillar la piel correctamente
Hidratación siempre
De nuevo, más arriba, te explicamos en los pasos de rutinas de cuidado facial que no puede faltar la hidratación. De hecho está en el último paso por la noche y el penúltimo durante el día. Pero esto no solo debe ser para el rostro, la piel del cuerpo también lo necesita.
Hidratar tu piel cada día te ayudará a mantéala saludable y que los niveles de humedad no decaigan, así evitarás descamaciones o una dermis demasiado reseca.
Tu dermis puede tener diferentes necesidades dependiendo del tipo, pero es importante que escojas la crema hidratante que te vaya mejor a ti. En tu rostro puede ser uno producto y para el cuerpo, otro. Pero escoge siempre la crema hidratante que te encaje mejor.
Opta por aquellas cremas que tengan ingredientes naturales, que te aporten vitaminas y nutrientes y que sobre todo, su fórmula sea respetuosa contigo y con cada centímetro de tu piel.
Tendrás una dermis mucho más cuidada, reducirás las manchas de edad, las arrugas… y nunca hagas caso de las cremas que te prometen resultados milagrosos. Utiliza tu pensamiento crítico para escoger bien el producto para ti.
Exfolia tu dermis
La exfoliación no solo es necesaria para el rostro, el resto de tu cuerpo también es importante exfoliarlo para mantenerlo saludable. Pero no debes abusar. De hecho, la exfoliación debes hacerla solo una vez por semana.
Si lo haces más podrías perjudicar la barrera natural protectora de tu cuerpo y exponerte a problemas dérmicos. Los exfoliantes contienen partículas que hacen que las células muertas caigan y por lo tanto, tu dermis se regenere.
En el mercado existen muchos exfoliantes y como con cualquier otro producto, deberás escoger el que mejor se adapte a ti y a tus necesidades dérmicas.
Ahora que ya sabes cómo tener una piel limpia y sana, solo tienes que ponerte manos a la obra, modificar tus hábitos si es necesario y por supuesto, ¡cuidar tu piel todos los días!